Kirk Fletcher en Bluescazorla'08. Foto de J. Martín Camacho.

13 oct 2011

CANNED HEAT BLUES. Del alcohol y de la muerte.

Echo de menos el alcohol. Sí, sigo bebiendo; no al mismo ritmo, a uno mayor -a veces, las que menos, menor-, y por eso echo de menos el alcohol. Una cosa no tiene que ver con la otra; no es cuestión de la calidad o la cantidad, sino de los efectos, del EFECTO. Puedo soportarlo, pero ya no me quema tanto; o lo hace más, pero lo noto menos. No va a más y, sin embargo, me matará. Es más, ya me ha matado.

Crying, canned heat, mama, crying, sure, Lord, killing me.
Crying, canned heat, mama, sure, Lord, killing me.
Takes alcorub to take these canned heat blues.
Lloro, el calor enlatado, mamá, lloro, ten por seguro, Dios, que me está matando.
Lloro, el calor enlatado, mamá, ten por seguro, Dios, que me está matando.
Hace alcohol de friegas para soportar esta tristeza del calor enlatado.
Crying, mama, mama, mama, you know, canned heat is killing me.
Crying, mama, mama, mama, crying, canned heat is killing me.
Canned heat don't kill me, crying, babe, I'll never die.
Lloro, mamá, mamá, mamá, ¿sabes? El fuego enlatado me está matando.
Lloro, mamá, mamá, mamá, lloro, el fuego enlatado me está matando.
Si el fuego enlatado no me mata, lloro, nena, no moriré nunca.
I woked up, up this morning, with canned heat on my mind.
Woke up this morning, canned heat on my mind.
Woke up this morning, with canned heat, Lord, on my mind.
Me he despertado esta mañana con el dolor enlatado en mi cabeza.
Me he levantado esta mañana, el dolor enlatado en mi cabeza.
Me levanté esta mañana con el fuego enlatado, Dios, en mi cabeza.
Crying, Lord, Lord, I wonder, canned heat, Lord, killing me.
Jake alcohol's [ruined me churning] 'bout my soul,
because brownskin women don't do the easy roll.
Lloro, Dios, Dios, me pregunto si el fuego enlatado, Dios, me matará.
El alcohol de Jack [me arruinó, me quemo el estómago] por dentro de mí,
porque las mujeres de piel morena no son de sexo fácil. 
I woke up, up this morning, crying, canned heat 'round my bed.
Run here, somebody, take these canned heat blues.
Run here, somebody, and take these canned heat blues.
Me he despertado esta mañana, lloro, el fuego enlatado alrededor de mi cama.
Que alguien venga corriendo y se lleve esta tristeza de fuego enlatado.
Que alguien venga corriendo y se lleve esta tristeza de fuego enlatado.
Crying mama, mama, mama, crying, canned heat killing me.
B'lieve to my soul, Lord, it gonna kill me dead. 
Lloro, mamá, mamá, mamá, lloro, el fuego enlatado me está matando.
Créeme, Dios, me va a matar de verdad.

Y no lo mató. Al menos de manera inmediata, pues Tommy Johnson murió a los 60 años, pero sí lo acompañó toda su vida. Licor, sí; pero también cerveza, moonshine (alcohol destilado ilegalmente), canned heat (Sterno, alcohol para cocinar, sobre todo fondues, y que se quema directamente en la lata); incluso abrillantador de zapatos, alcohol de friegas y cualquier otra cosa que le quemara por dentro.


Fue una de las constantes de su vida. Las otras dos: las mujeres (casi siempre mayores que él, o al menos, así la que lo sacó del pueblucho de Drew a los dieciséis) y la guitarra. Una vida de vagabundeo, con punto de retorno siempre en Crystal Spring (Mississippi) y centro preferente en Jackson, pero siempre de un lado a otro, sólo les quedaba la parte superior del zapato cuando volvían a Crystal Spring.
Su principal influencia, Charlie Patton. Los dos se repartieron la fama de la zona del Mississipi. Los dos en la palestra por ver si fue primero el Pony Blues de Patton o el Bye Bye Blues de Johnson. Casi un mismo sentido del espectáculo, pero una carrera mucho peor la de Johnson: apenas catorce temas grabados, pero entre ellos un buen puñado de los más grandes clásicos.
Entre ellos, este Canned Heat Blues, salido de su segunda sesión para el sello Victor (finales de agosto de 1928), donde su falsete y, sobre todo, su vibrato no podían ilustrar mejor la agonía de un alcohólico. A ellos le sumamos su ceceo y tartamudeo (lo primero se nota; lo segundo, apenas). Una canción de dramatismo real como pocas, con un final de guitarra a ritmo de estertor, de agonía previsible aunque no esperada. Merece la pena escucharla con la atención in crescendo, inmersos en su respiración, que desaparece poco a poco. Por eso me pareció ilustrativa -además de hermosísima- esta versión instrumental de Jay Bee Rodríguez-, acompañada de unas imágenes realmente fascinantes. 

Tommy Johnson, el descubrimiento, según sus propias palabras, más acertado de H.C. Speir, junto a Charlie Patton. Le hizo una prueba con sólo dos canciones y grabó unas cuantas más. No sedujo a Paramount como sucesor de Blind Lemon Jefferson y los -pocos-temas que grabó para ellos apenas se vendieron. El alcohol y la guitarra le dieron fuelle para veinticinco años más, pero su fama no está a la altura de su talento. A pesar de este Canned Heat Blues y de la banda que lo puso en la carretera de nuevo en el 65. Pero ésa es otra historia, y será contada en otra ocasión (dentro de una semana)... 
Y sí, qué coño, tomémonos una copa por Tommy Johnson.

Tommy Johnson,
Terry, Misisipí 1896 - Crystal Spring 1/XI/1956

4 comentarios:

CARLOS DÍEZ dijo...

Tomemos una copa recordando al gran Tommy y otra a la saldu de Iesus. Blues Syndicate

Iesus dijo...

Gracias, Carlos, por estos comentarios y por los especiales de Blues Sindycate. Me llegó especialemtne el último de Big Eyes Smith. Por ti, también, esa copa.

Unknown dijo...

Me gusta tu blog, me gusta tu musica, voy a ponerme al día con tus post, mientras me tomo mi copa, a tu salud! (y a la de Tommy Johnson)

Iesus dijo...

A uno le llena de ilusión que l agente descubra y disfrute de este pequeño espacio, amigo de Grafistantaneas. Espero seguir a la altura de este primer post que has leído cuando sigas con los otros.
Un saludo.